Consejos de Visual Merchandising para tu stand

Consejos de Visual Merchandising para tu stand

Cuando se habla de visual merchandising uno puede tener en mente una cierta idea intuitiva acerca del tipo de actividades que el concepto engloba, pero más allá de las connotaciones obvias que esas palabras puedan despertar en oídos profanos, resulta necesario y a la vez enriquecedor familiarizarse con las complejidades que se esconden tras ellas.

 

De lo que se trata en este caso es de la manera de disponer todo aquello que es visible en un espacio comercial (y esto engloba tanto zonas decididamente volcadas en aspectos puramente comerciales, como también a museos, exposiciones o galerías) para optimizar la presentación de los productos, favorecer el bienestar de las personas que allí se encuentren —tanto clientes como personal— y, como fin último, potenciar la venta. Para ello, la actividad que debe desarrollarse debe combinar un quehacer eminentemente artístico con profundos conocimientos de marketing.

 

Así pues, el visual merchandising navega entre los productores de bienes o servicios y los consumidores, valiéndose de técnicas comerciales y artísticas para establecer entre ambos polos una relación fructífera que implica también dimensiones económicas, legales y sociales. Y en este contexto, el acto de la compra adquiere una importancia capital, pues como se dijo antes, se erige en objeto primordial de este tipo de actividad. Para favorecerlo existen ciertos tipos de acciones: encaminar al cliente, de forma que resulte sencillo el descubrimiento de la oferta a través de una racionalización del espacio; hacer que el producto sea accesible y libremente elegible; mejorar el servicio con el fin de que el consumidor no solo tenga la seguridad de haber comprado lo necesario, sino también de haberlo hecho en el lugar adecuado; trasladar la noción de calidad a través de la presentación de la oferta comercial.

 

  • Esta visión teórica del visual merchandising puede resultar un tanto árida o abstracta y por ello hemos extraído de ella, a modo de corolarios, algunos consejos sobre comercialización para expositores:
  • Personalizar el espacio para que el cliente se sienta a gusto y enriquecer la experiencia de la compra a través de la presentación y señalización. Esto ayudará a informar adecuadamente sobre la oferta y la filosofía de la marca de que se trate en cada caso.
  • Planificar el diseño en la colocación del producto de forma que los elementos más bajos de la mercancía se muestren en primer plano y los más altos detrás o en los laterales. Es esencial que el cliente tenga una buena visión de conjunto de todo el espacio y que sienta curiosidad por acceder a zonas menos visibles en caso de que las haya.
  • Escoger un tema que pueda asociarse a los productos y que sirva de hilo conductor para guiar al cliente a través del espacio comercial de forma amena y estructurada. Es posible de este modo contar una historia a través de la experiencia de la compra y que esta se convierta más en un descubrimiento que en un paseo rutinario.
  • Asociado a esto último, estudiar usos concretos del color y la iluminación.
  • No saturar al cliente con una ocupación excesiva del espacio introduciendo el uso de vacíos. De esta forma se obtendrá una composición más equilibrada en la que se logrará resaltar más aquello que lo merezca.
  • Destacar la marca mediante oportunas señalizaciones que diviertan o intriguen al cliente. También es necesario dirigir el tránsito del público, la manera en que se va a desplazar, con la mirada puesta en aumentar el tiempo de su estancia en la tienda o en el stand.

 

Con una comprensión cabal de estas directrices y su aplicación efectiva en el diseño de su espacio comercial, el éxito está asegurado.



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